Monseñor Gabriel Mestre se reunió con el intendente Carlos Arroyo y con el titular de los municipales, Antonio Gilardi. "La Iglesia se ofreció como espacio de diálogo", admitieron las fuentes.
La Iglesia en forma directa a través del obispo de Mar del Plata, monseñor Gabriel Mestre, tomó intervención en la grave y delicada crisis que se está viviendo en Mar del Plata como consecuencia directa del conflicto existente desde hace casi un mes entre el Sindicato de Trabajadores Municipales y el Departamento Ejecutivo, con la paralización de servicios básicos y otras tareas en plena temporada estival.
Según pudo saber LA CAPITAL a través de distintas fuentes consultadas, el obispo se reunió, en forma separada, en las últimas horas, tanto con el intendente municipal Carlos Arroyo como con el secretario general del Sindicato de Trabajadores Municipales, Antonio Gilardi, en su oficina del obispado con el objeto de ofrecer un espacio de diálogo y encuentro entre las partes para poder llegar a un entendimiento e intentar poner fin a este extenso conflicto que ya acapara la atención de los medios nacionales y genera preocupación incluso en el gobierno provincial.
Los encuentros del obispo con los principales protagonistas de este litigio se concretaron en la antesala de la reunión que tendrá lugar hoy en la sede local del Ministerio de Trabajo, donde volverán a verse las caras los representantes del Ejecutivo, quienes han solicitado ayer una nueva conciliación obligatoria, y los del Sindicato, quienes en las últimas horas volvieron a expresar su malestar, por lo que consideran una nueva provocación del intendente al conocerse un memorándum enviado a todos los funcionarios municipales que explica cómo deben ser sancionados aquellos trabajadores que hacen retenciones de tareas.
Mientras tanto, el conflicto jaquea a la ciudad en plena temporada. Las calles y plazas sucias, el descontrol de tránsito, los trámites paralizados por estas medidas que ya llevan casi un mes generan un delicado panorama. En las calles marplatenses han proliferado manteros, vendedores ambulantes y puestos de comida sin ningún tipo de autorización. La peatonal San Martín y otros paseos se convirtieron en tierra de nadie, con la aparición de parrillas improvisadas con garrafas y anoche personal policial intentaba poner orden ante tan anómala situación.
“Es difícil pero posible”
Tras las reuniones del obispo, monseñor Gabriel Mestre, con representantes del Ejecutivo y del sindicato, quedó claramente expresada la preocupación existente en diversos sectores locales por las consecuencias que está acarreando este extenso conflicto. Las expectativas están centradas en lo que pueda suceder en la reunión de hoy en el Ministerio de Trabajo. Desde la intendencia confían en que pueda dictarse una nueva conciliación obligatoria, mientras que desde el gremio que nuclea a los trabajadores consideran que no hay ninguna posibilidad de que se firme.
“Es difícil pero posible un acercamiento”, confían quienes hasta anoche mantuvieron en estricto secreto las reuniones desarrolladas por el obispo, monseñor Gabriel Mestre, tanto con Arroyo como con Gilardi y que fueron confirmadas a LA CAPITAL por colaboradores tanto del intendente como del sindicalista.
Según pudo reconstruir este medio, entre viernes y sábado, a partir de una iniciativa del obispo y algunos de sus colaboradores de la Pastoral Social, se fueron realizando sondeos telefónicos con las partes ofreciendo esa mesa de diálogo para la búsqueda de consensos. Así, con interesados en ambos sectores en expresarle al obispo la preocupación existente por la demora en la resolución del conflicto, se decidió realizar una primera reunión, el domingo, en las oficinas del Pasaje Catedral. Hasta allí llegó el titular de los municipales, Antonio Gilardi, junto al secretario general de la regional local de la CGT, Miguel Guglielmoti, y un colaborador directo de cada uno de ellos. Durante más de una hora se entrevistaron con el obispo y otros cinco representantes de la Iglesia, entre ellos los de Pastoral Social.
El primer obispo marplatense de esta diócesis, quien ya medió en otros conflictos -entre ellos el del predio de residuos, el verano pasado- habría expresado la necesidad de que se produzca un acercamiento entre las partes. “Es serio y grave lo que está ocurriendo desde mediados de diciembre y que llega a su punto más alto en la temporada”, se insistió en ese encuentro.
“La Iglesia se ofrece como espacio de diálogo y encuentro en un plano de neutralidad”, fue claro el obispo (no fue posible ubicarlo en la jornada de ayer), según confió uno de los representantes gremiales a LA CAPITAL.
En tanto, ayer lunes, el obispo recibió al intendente Carlos Arroyo. El jefe comunal llegó a la reunión acompañado por el secretario de Gobierno, Alejandro Vicente, y la secretaria de Desarrollo Social, Patricia Leniz, según reveló un alto funcionario del gobierno municipal quien se enteró del encuentro dos horas después de haber finalizado. El intendente detalló que hubo numerosas propuestas al gremio, se lamentó por la intransigencia de la cúpula sindical.
Quedó determinado que, cualquiera sea el resultado de la reunión en Trabajo de hoy, el Ejecutivo y el gremio podrían conformar una mesa de diálogo con la participación directa y activa del obispo.
“No hay fecha prevista para una nueva reunión. Esto se irá definiendo día a día”, coincidieron en señalar tanto los allegados de Arroyo como de Gilardi. “El panorama es complicado pero estamos mejor que antes de las reuniones”, admitía, en tanto, con moderado optimismo, uno de los hombres de la Iglesia presente en ambos encuentros.